Osteopatía dinámica del pubis
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Empecemos por aclarar algunos términos: pelvis, pubis… son nombres que pueden confundirnos, y más en entornos tabernarios. La pelvis es una unidad formada por tres huesos que en el idioma callejero corresponderían con el culo, las caderas y las ingles (y cuyo nombre exacto serían iliacos y sacro). Los iliacos son dos y se sitúan a la izquierda y a la derecha, a modo de orejas. El sacro está encajado en su parte posterior, cual flecha con la punta mirando hacia abajo. Por delante, entre los iliacos, no existen más huesos: el izquierdo y el derecho se unen formando la articulación del pubis.Tras conocer el anillo formado por estos tres huesos, debemos saber algo más sobre los músculos. En la pelvis existen muchos músculos, y por supuesto, estos cumplen muchas funciones: fuertes uniones con la espalda, las formaciones a lo largo de las dos caderas… Pero nosotros, centrándonos en las desventuras de nuestros pobres futbolistas, repararemos únicamente en un lugar: la articulación del pubis. Es decir, como en el ejemplo del juego de la soga, el lugar donde dos fuertes grupos musculares tiran en direcciones opuestas. Los músculos abdominales tiran hacia arriba (lo cierto es que son ocho músculos que trabajan en diferentes direcciones, pero se puede resumir en que la resultante es un vector que tira del pubis hacia arriba). Los antagonistas de los abdominales son dos: los aductores y los flexores del fémur, es decir, los músculos que llevan la pierna adelante y hacia dentro. Sí, eso es: ¡los responsables de dar patadas al balón!Tras esto, habréis empezado a coger el hilo del problema. De hecho, la resultante de los tira y afloja de los fuertes músculos del vientre y los muslos, siempre debe ser cero: el pubis no debe moverse ni hacia arriba ni hacia abajo. Nuestro cuerpo viene equilibrado naturalmente: podríamos decir de un modo simple que los flexores y aductores de un muslo tienen la mitad de fuerza que los abdominales, y, por tanto, sumando la fuerza de los músculos de las dos piernas, el pubis queda en armonía. En este equilibrio de tres elementos pueden fallar varios factores; en el caso de los futbolistas, el mayor problema suele ser el fortalecer demasiado los músculos de los muslos, o mejor dicho, no fortalecer los músculos en las proporciones adecuadas durante los entrenamientos (recordemos que los abdominales deberían tener más fuerza que los músculos del muslo). Este aumento de fuerza, además, es más acusado en la pierna con la que el jugador chuta; Por tanto, el muslo que tiene más fuerza produce un efecto de cizalla en la articulación del pubis. Esta situación produce dolor e hinchazón en la articulación y ligamentos de alrededor, y suele ser muy difícil de estabilizar. Durante el tratamiento, además de quitar el dolor, se deberá modificar el entrenamiento, para que los músculos desequilibrados adquieran una proporción adecuada de fuerza. Pero una vez llegado a este punto, el deportista deberá empezar a pensar en el retiro: de ahí en adelante los problemas no van a dejarle en paz.
De hecho, la osteopatía del pubis no es más que la consecuencia de unos entrenamientos mal planteados durante muchos años. Hacer burradas y después darse masajes es algo agradable, pero con esto no arreglamos el problema fundamental. En resumen: menos masajes, y más caso al preparador físico.
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